jueves, 9 de junio de 2011

¡Aruba es River!

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"Yo avisé, pero no me entendieron".

Fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en tiempos difíciles (?), reaparezco luego de un largo ostracismo para comentar un suceso tragicómico que en estos días reactualiza el paralelismo entre la zona de Nuñez y una paradisíaca isla de las Antillas que hace unos tres años popularizara el vendedor de ilusiones, adicto a las grasas saturadas y dirigente deportivo Jose María Aguilar. Fue en el año 2008 que el entonces presidente de un club riverplatense que aún no había derrapado en lo deportivo pero que ya atravesaba varios años de deterioro institucional, que el mentado Aguilar pronunciara su célebre catilinaria (?) “River es Aruba”. La metáfora, de innegables resonancias menemistas, identificaba a las playas tropicales con la encarnación terrena del paraíso.

Por aquellos días, algún pasante periodístico que sabía usar el Google, descubrió que en la modesta primera división del fútbol de Aruba militaba un club con el nombre de “River Plate Aruba”. La noticia no pasó de generar alguna insignificante y olvidable humorada.

Sin embargo, hoy en día, la inminente concreción del proyecto de Jose María Aguilar para su querido club, la cual todos lamentamos que no haya sobrevivido para poder disfrutarla de cuerpo presente (?) nos llevó a indagar en la actualidad del alter ego arubeño del club millonario. Pues bien, quienes procuraran encontrar sosiego al triste presente del River Plate argentino, posando su mente en realidades lejanas les tenemos malas noticias. El River Plate Aruba, que si bien no es el más grande lejos (?), tiene en su haber dos títulos de liga, no pasa por su mejor momento deportivo. Seamos más específicos: el tocayo arubeño del club de la banda roja finalizó la temporada regular 2010/11 en el octavo lugar entre diez equipos, con una pobre campaña en la que cosechó tres victorias, cuatro empates y once derrotas. ¿Qué prevé el reglamento de la colonia holandesa para el equipo que finalice en esa colocación? Un torneo junto con el noveno clasificado de primera y el segundo y el tercero de la segunda división. Sí, lo que están pensando. LA PROMOCIÓN. Te juro, boludo (?). River de Aruba está jugando la promoción para no descender. El modo de disputa de esta competición, a diferencia de lo que ocurre entre nosotros (Grondona, tome nota), no distingue dos promociones separadas, sino que enfrenta a los cuatro implicados en una sola zona a simple vuelta. Tras vencer por 4-2 a Juventud TL en el primer partido de la promoción, en su segundo cotejo el equipo de Jose María sufrió un traspié ante Brazil Juniors (Le juro al INADI que el equipo se llama así). La última fecha de este infartante certamen encuentra a sus cuatro participantes igualados con 3 puntos. Hoy desde las 20:00 hora local (21 de la Argentina) el River de Aruba se juega su destino ante el San Luis. Pueden seguirse, o tal vez no, las noticias en este sitio: http://www.avbaruba.aw

Le deseamos a los muchachos arubenses que se constituyan en el ejemplo que todos los riverplatenses del orbe andan necesitando. Y si no, qué importa, están en Aruba. Que se vayan a la playa a festejar o a ahogar sus penas da lo mismo a esta altura. Total, jugar la promoción no es ninguna deshonra.

martes, 2 de febrero de 2010

Lee Hughes y la maldición de la Premier League


Esta atribulada semblanza de Lee Hughes comenzará por el final, es decir, por el principio, que es como llegué a él. Observando el resumen del partido que por la cuarta ronda de la FA Cup enfrentó el 23 de enero pasado al Notts County de la cuarta categoría del fútbol inglés contra el Wigan que, aunque penando, transita por la Premier League, me llamó la atención una frágil figura que raudamente se desplazaba por todo el frente de ataque del equipo de la categoría inferior. Una cabellera totalmente rapada pero presumiblemente calva; unas extremidades ínfimas, que dan la impresión de poder quebrarse con un soplido, una cierta barriga marcando un contraste ostensible con la flacura recién mentada de brazos y piernas. La piel, además de delatar algunas arrugas, combina esa especialidad británica en la cual la palidez no excluye la aparición aleatoria de zonas rojizas. El examen frío de los datos no resulta tan drástico: Hughes tiene apenas 33 años. Su apariencia sin embargo, remeda tanto a Bobby Charlton, como a Ernst Stavro, el malvado de varias películas de James Bond.

El Negro Fontanarrosa ha escrito por allí que el paso de los años va cambiando la relación que el espectador de fútbol tiene con los protagonistas: En el comienzo, uno tiene la edad de las mascotas que estropean las fotos previas al inicio del partido; luego la de los alcanzapelotas; a continuación, uno es más o menos coetario de los jugadores; llega después la era en la que se comparte la edad de los entrenadores; finalmente, uno se halla más cercano a darle el nombre a un ala nueva de la sede social, o a un sector de la platea (lo cual, dado el doloroso y temprano final del rosarino, probablemente en su caso ocurra literalmente). Ahora bien, más allá de la distorsión propia de nuestro fatal envejecimiento, Fontanarrosa comentaba además que en la percepción de la edad de los jugadores, influían además los cambios históricos en las modas imperantes, y agregaría yo, en la jerarquía que la cultura le da a las diferentes etapas de la vida. Antes, los jóvenes aspiraban cuánto antes a verse adultos, maduros, y en atención a esa expectativa, modelaban su apariencia. Hoy, por el contrario, la aspiración colectiva pasa por ensalzar, prolongar y simular la juventud la mayor cantidad de tiempo posible. Al respecto, puede resultar revelador comparar una foto actual de, digamos, Cristiano Ronaldo, con casi 25 años, con una de Labruna, el Charro Moreno, o el propio Bobby Charlton, cuando tenían la misma edad que el portugués.

Es cierto que el biotipo inglés, al que hacíamos referencia previamente, nos sigue brindando preciosos especímenes como Hughes. Como se sabe (?), los sociólogos británicos más conspicuos han traducido la lucha de clases en el imperio a la oposición perdurable entre lords rubios carilindos de ojos claros, que amenazan con robarnos a nuestras novias, y trabajadores portuarios huraños, sin pelos en la frente, y con muchos pelos en la orejas, que amenazan lo mismo pero sin la anuencia de la dama. Las dos ultimas apariciones fulgurantes del fútbol inglés, provienen uno de cada etnia (?); el siempre joven Michael Owen, que hoy tiene 30 años, y el afectado por vejez prematura, Wayne Rooney, que viene perdiendo el pelo hace 24 años. Hughes, claramente, se encarama dentro del segundo pelotón.

La curiosidad de su aspecto, si bien ya ameritaba algún comentario jocoso, cedió paso a la admiración, al descubrir que el rendimiento del delantero era más que aceptable. A pesar de su frágil estado físico y su escasa cintura, Hughes complicaba a la defensa del Wigan, con desplazamientos simples pero efectivos, y no sólo picaba sagazmente hacia posiciones de gol, sino que también se tiraba unos metros atrás y asistía con pericia a los volantes que picaban por sorpresa al vacío. El Notts County arrancó 2-0 arriba, luego de que Hughes bancara con la espalda el embate de un marcador central rival y aprovechara un mano a mano para abrir la cuenta; y Davies cobrara magistralmente un tiro libre tras una falta de Bramble que evitó que Hughes se fuera nuevamente solo hacia el gol. Finalmente, el local no pudo aguantar la reacción del equipo de la Premier, que igualó el match y forzó a un replay en su cancha. Más allá de este desenlace final, el desempeño de Hughes resulta destacadísimo para un delantero que revistaba en la cuarta categoría, aún sabiendo que el Notts County es un club, que con inversiones de dudoso origen, y Sven Gorann Eriksson como manager, apunta a escalar hasta los primeros planos del fútbol inglés.



Pues bien, recurriendo a esta turbia modalidad de la época que es el googlejournalism, nos hemos topado con una carrera que combina éxitos con fracasos, y una recurrente tendencia a la desgracia a la hora de desempeñarse por fin en la Premier League aunque, justo es adelantarlo, el personaje que nos ocupa no está exento de culpas y responsabilidades en esta dificultad.

Se sabe que en el fútbol argentino, salvo que te apellides Maciel, no hay muchas posibilidades de jugar en todas las categorías que contempla la organización del fútbol local. En el multitudinario sistema inglés, que llega en algunos casos (de acuerdo a la región) hasta 20 categorías debajo de la Premier, desde las cuales hipotéticamente podría llegarse a la cima luego de igual cantidad de ascensos, resulta casi imposible imaginar que alguien pudiera recorrer todas las divisiones, aunque si Carrario hubiera nacido en Birmingham o Czornomaz en Leicester, quién te dice (?).

Hughes, más humildemente, ha participado de seis categorías diferentes, y de este logro tampoco está exento su eventual imprudencia. Comenzó tomando parte en la Conference National (quinta categoría), como semiprofesional, en el Kidderminster Harriers. Durante la semana colocaba techos para completar el sueldo, y en los ratos libres, integraba la selección inglesa amateur, también conocida como England C. Su eficacia para la definición, lo hizo protagonizar en 1997 una transferencia récord para la divisional y saltarse 3 categorías, para jugar en el West Bromwich Albion, de la First Division, que, como el nombre no lo indica, es la segunda. En este club desempeñaría el grueso de su carrera. Su capacidad goleadora (con un pico de 31 dianas en 1998-99), poco a poco lo fue transformando en un preferido de la afición westbromera (?), pero al mismo tiempo, temporada tras temporada, se empezó a vislumbrar su increíble desencuentro con la división de honor. A pesar de algunas buenas campañas y los goles de Hughes, el West Brom no conseguía ascender. Buscando una mayor proyección, Hughes partió en 2001 al Coventry City, que aprovechó una cláusula de rescisión de 5 millones y se lo llevó por la friolera de 5.000.001 libras esterlinas, sin (?). En aquella temporada, Hughes convirtió quince goles, pero el Coventry anduvo por mitad de tabla. El que ascendió, en cambio, fue el West Bromwich. Con la pelada gacha, el goleador decidió entonces volver a su anterior club, por la mitad de su precio de venta, para que por fin el Bambino Pons le dedicara una canción, acaso una de Glenn Hughes (?). Sin embargo, tal joya de la historia del metal, en el caso de haber existido, jamás vio la luz, porque Lee terminó la temporada sin goles en 14 partidos. El West Bromwich Albion descendió.

El año siguiente, ya en la First Division, Hughes retomó su romance con las redes rivales, hasta que el destino se le cruzó en una esquina. Cuando venís a las chapas en un Mercedes, después de clavarte algunos whiskeys, esa irrupción puede ser poco recomendable. El choque dejó un muerto y un discapacitado en el auto impactado por el de Hughes, quien quizá por aspirar a la fama que se le había negado en la temporada anterior, obró como lo haría una estrella de primer nivel mundial: se rajó sin asistir a sus víctimas. Tras entregarse a la policía al día siguiente, pagó una fianza que le permitió seguir libre hasta el juicio, y seguir convirtiendo goles que ayudaron a su equipo a retornar a primera. Claro que el no iba a poder formar parte de esa campaña, ni estrenarse en las redes de la Premier, ya que durante el receso de 2004 fue condenado a seis años de cárcel por homicidio culposo. Con 28 años en aquel momento, semejante perspectiva amenazaba con poner fin a su carrera. No se sabe si atormentado por la culpa, o intentando limpiar cínicamente su imagen, durante su estancia en la prisión de Featherstone Lee Hughes se convirtió al islamismo, motorizó una gran cantidad de proyectos de caridad que mantiene hasta hoy, y ya que estaba, se anotó en el equipo de la cárcel, el Featherstone FC. Este equipo, increíblemente, también forma parte del sistema oficial del fútbol inglés. Es así como Hughes sumó a su trayectoria la participación en la Liga del Condado de Staffordshire (onceava división).

Tras tres años de gayola, le fue otorgada la excarcelación en 2007 y el Oldham Athletic de la tercera categoría, tomó el riesgo de invertir en un jugador alejado de los primeros planos, más allá de su participación en aquella liga amateur, sin contar las reprobaciones morales que se cernían sobre su figura tras el fatal accidente de auto. Tras un breve paso a préstamo por el Blackpool, Hughes recaló a mediados de 2009 en su club actual en el marco del fantabuloso proyecto de Eriksson y ciertos jeques innombrables. Hoy mismo, 2 de febrero de 2010, se juega el replay contra el Wigan y estaremos atentos al desempeño de este peculiar delantero, no exento de miserias y excesos, pero que dentro de la cancha, brinda un ejemplo de aprovechamiento exhaustivo de sus limitaciones físicas, en cada asistencia, en cada pique (es un decir) al vacío, en cada pase a la red.